Madre
no hay más que una. A veces ninguna. Yo no tengo. Murió en el parto. Yo salí a
la luz y ella dejó de verla. No avisé. Estábamos solos en casa. Ella leyendo Yo, no sé. Faltaban siete días para salir de cuentas. Mi padre daba un simposio
en la universidad a alumnos de segundo:”Técnicas de reanimación cardiovascular”,
cuando llegó al hospital todo había terminado. Mi hermano estaba en el colegio.
Me saca nueve años, ya sabía cosas. Yo sólo sabía llorar.
No
tengo fotos con mi madre. No hubo tiempo. Apenas coincidimos unos minutos. Los
que tardó la hemorragia en llevársela. Sus fotos están en el fondo del armario.
Las hay mate y con brillo. De diez por quince. Por detrás fecha y lugar, y de
fondo, como una marca de agua, el nombre de la empresa que revela. Mi madre el
día de su boda vistiéndose en casa de la abuela; mi madre con mi padre en los
Alpes durante la luna de miel; mi madre en París con mi padre y un matrimonio
amigo; mi madre con mi padre y mi hermano el día de su bautizo, mi madre con mi
padre y mi hermano un día de Halloween (los tres van de vampiros, el de mi
padre especialmente logrado), hay más días de Halloween; mi madre con mi padre
y mi hermano el día que mi hermano aprendió a nadar (lo pone por detrás); mi
madre con mi padre y mi hermano el día en que mi hermano debutaba en una obra
de teatro en el colegio; mi madre con mi padre y mi hermano en Disneylandia
(tienen en la cara la sonrisa espontánea de la felicidad).
Hay
cientos de fotos. Están agrupadas por sobres. Cada sobre de un año. Uno es más
delgado; el padre Benjamín me echa el agua por encima mientras mi tío Manuel me
sujeta en brazos. Es la primera. Yo en mi bautizo. Yo a gatas. Yo con mi osito
Teddy. Yo en los columpios. Yo con mi padre y mi hermano en Nochebuena (sólo yo
digo patata). Parecía una niña, tan rubio.
Si
salgo yo, no sale mi madre. Si sale mi madre, no salgo yo.
No
me gustan las fotos. Nunca me gustaron. Casi no me hago. A veces hay
compromisos y no queda más remedio. Siempre hay alguien que quiere hacer una
foto. No sé por qué demonios. Se creen muy guapos, o pensarán que se van a
morir al día siguiente, no lo sé. Cuando alguien propone hacer una foto cojo la
cámara enseguida y les digo que griten patata. Pero siempre hay alguien que se
empeña y dice “ahora ponte tú”.
La
cámara que tenemos todavía es analógica. Lo que quiero decir es que es de las
de antes, que no es digital. Lo de analógica queda muy bonito, pero nada más.
Mi padre es muy cerrado. No le gustan las cosas nuevas. Desconfía de ellas. Las
mira como si fuesen algas gigantes a punto de comerlo. Ni siquiera tenemos
microondas. Sólo tiene el móvil del trabajo. Cuelga y descuelga. No le mandes
un mensaje que no lo va a leer. Su único correo electrónico es el del trabajo.
Volviendo a las fotos: aún conserva una Polaroid. Ahí la tenemos, de adorno, en
el salón. Parece un atrezzo de una peli de los años 50.
Nina
dice que las fotos se hacen para no olvidar. Dice que cuando seamos mayores nos
gustará recordar lo que hicimos de pequeños, que recordar es volver a vivir. Yo
no lo creo. Creo que los recuerdos no son más que pura ficción porque nada ni
nadie está a la altura de sus recuerdos. Quiero decir que las cosas nunca
ocurrieron como las recordamos. Sobre todo los chicos. Hablo de los chicos. Lo
que les pasa a las chicas por la cabeza es otra historia. Dice Nina que su
primer recuerdo es de cuando tenía tres años. Yo le digo que eso no es posible
pero ella sabe que sí porque estaba en párvulos y la profesora Mari Paz le
preguntó cuántos años tenía y ella dijo claramente “tes”, enseñándole la mano
con tres dedos abiertos.
Tengo una memoria muy inteligente, sólo recuerdo las cosas importantes, las cosas que
hay que retener, y olvido todas las demás no importa cuándo ni cómo hayan
ocurrido. Por ejemplo, no tengo ni idea de lo que he comido hoy pero recuerdo
que anoche bajé con cuidado la taza del váter después de mear, y había meado
por dentro, sin echar una sola gota fuera. A eso me refiero. Sólo recuerdo las
cosas significativas, las cosas que te marcan,
las que definen quién eres y cómo estás en el mundo.
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